Nepreryvka: calendario laboral continuo
En 1929, el gobierno soviético lanzó el nepreryvka, un nuevo plan que cambió por completo la estructura de la semana laboral tal como la conocemos hoy. Coloquialmente llamada “semana laboral continua”, el plan dictaba que la semana pasaba a ser de cinco días y no siete como hasta la fecha.
Bajo este nuevo calendario, el gobierno dividió a los trabajadores, principalmente a los de fábricas y oficinas, en cinco grupos. Los obreros trabajaban siete horas al día durante cuatro días seguidos con un día libre. Estos días libres estaban repartidos a lo largo de la semana, de forma que cualquier día el 80% de la población activa se encontraba trabajando, mientras el 20% disfrutaba de su día de descanso.
Esta nueva ordenación del tiempo impulsada por Stalin buscaba alcanzar cuotas máximas de productividad, además de disminuir la asistencia a cultos religiosos (tradicionalmente celebrados los fines de semana), así como reducir la interacción con la familia.
¿Cómo diseñar gráficamente una idea revolucionaria?
Pese a que los esquema de color empleados o los símbolos utilizados en el diseño de los calendarios variaba de un lugar de trabajo a otro, la mayoría siguen una estructura de diseño similar. Y es curioso, porque si bien la economía soviética estaba planificada de forma centralizada, muchos de los detalles de la vida cotidiana en la URSS dependían de la empresa individual en la que se trabajaba; lo que llevó a una profusión de diseños.
“Memoriza tu color, y siempre sabrás tu día de descanso”, rezaba un calendario de 1930. Y es que hubo que buscar una forma sencilla y efectiva de trasladar todos estos cambios de planificación a la población.
Primero: los horarios de trabajo se establecieron en años completos, creando una celosía colorida que se veía, quizás intencionalmente, como una tabla de tareas.
Segundo: los cinco turnos de trabajo a menudo estaban codificados por colores (rojo para 1, verde para 2…) y, a veces, incluso se usaban símbolos característicos de la iconografía soviética como el martillo, la hoz, la bandera roja, el avión o la tarjeta de membresía del partido para representar a los diferentes grupos.
Ideas que no funcionaron
Se suponía que la nepreryvka revolucionaría el concepto de trabajo al establecer un equilibrio para la productividad y dificultaría la práctica de los cultos religiosos hasta que no valiera la pena el esfuerzo. Pero falló en prácticamente todos los aspectos.
A fines de 1931, el gobierno soviético se dio cuenta de que no se estaban alcanzando las cuotas de productividad que se habían estimado, además de existir un sentir generalizado entre la población en contra de esta medida por haber separado los momentos de disfrute familiar. Por ello, se cambió la semana laboral de cinco a seis días y si instituyó un día libre común para los trabajadores (tras este cambio, el calendario pasó a llamarse shestidnevka).
Finalmente, en 1940, la Unión Soviética abandonó por completo la idea de una semana laboral truncada y introdujo de nuevo la tradicional semana de siete días con seis días laborales consecutivos de ocho horas de trabajo y un día de descanso común para todos los trabajadores.
¿Sabías que…?
La reforma del calendario dividió a la población soviética en dos, con un segmento industrial urbano que operaba en ciclos de cinco/seis días, mientras que los campesinos siguieron el ritmo fijado cada siete días y yendo a la iglesia los domingos.